21 de diciembre de 2009

Capítulo Trece de "Asesinato en el Ampurdan" y Receta de Guisantes Estofados

13


El viernes amaneció radiante. Parecía un día de verano aunque estábamos en plena primavera. Días así hacen que me sienta alegre y llena de energía. Siempre pienso en la suerte que tenemos los españoles con nuestro maravilloso clima. A la que llueve tres días seguidos, se nos cae el mundo encima y nada funciona. Estaba elucubrando como una Minerva Piquero cualquiera, cuando sonó el teléfono de mi despacho.
-¿Diga?-
-Señorita Spinola, soy el inspector Pons.-
-Buenos días, inspector. ¿Qué tal todo?-
-Bien, bien. Le quería comentar que tenía razón en lo de Alejandra Jiménez. Hemos investigado todos los vuelos regulares y puentes aéreos del viernes pasado y en ninguno figura la señorita Alejandra Jiménez. En cambio, hoy en RENFE nos han confirmado que viajó una pasajera con ese nombre el miércoles por la noche , con salida de Madrid y llegada a Barcelona el jueves por la mañana a las ocho horas. Usted ha declarado que la vio en el mercado sobre el mediodía del jueves. ¿No es así?-
-Si, inspector, correcto.-
-De momento no le hemos dicho nada, ya que estamos intentando averiguar más cosas de ella. Por favor manténgame el secreto, solo la quería informar ya que usted tenía razón. La señorita Jiménez era la persona que vio en el mercado. La citaré a declarar la semana que viene. ¡AH! Otra cosa. El señor Martí ha salido. Comprobamos su coartada y efectivamente estaba en una discoteca en la madrugada del sábado. La hora de la muerte de la señora Martí se produjo entre las dos y media o tres y la tres y media de la madrugada. A esa hora el señor Martí estaba en la discoteca. De todas maneras….- Y se quedó un momento callado. –No sé, bueno, ya la volveré a llamar.- Parecía que iba a añadir algo más, pero calló.
-Gracias, inspector y como no me dijo nada más, colgué el teléfono.
Así que Alejandra nos había mentido a todos. ¿Por qué? Alejandra era la íntima amiga de Tatiana. ¿Por qué razón iba a matarla? ¿Qué móvil podría tener? Le preguntaría a Miguel, a ver si sabía algo al respecto de esa amistad. Y sin esperar a que fuera él quien me llamara, marqué su móvil.
-¡Hola Miguel! ¿Cómo estas?-
-¡Blanca! ¡Que alegría! Bien, gracias.-
-Oye, te quería preguntar una cosa. No se si sabrás que Alejandra dijo que llegó el viernes por la mañana en avión desde Madrid, pero no es así. Es mentira. El jueves me la encontré en el mercado de Palafrugell. En ese momento no le di más importancia, pero me gustaría saber el motivo de su patraña. ¿Hace mucho tiempo que eran amigas tu mujer y Alejandra?-
-Pues la verdad, exactamente no lo sé. Más o menos dos años. Se conocieron en Madrid en una cena y durante el último año siempre viajaban juntas. Alejandra le hacia compañía. Yo no podía ir con ellas siempre. Primero porque no tengo tanto dinero y segundo que tengo que trabajar. Cada dos por tres viajaban por ahí. En los últimos meses habían estado en Miami, Paris, Gstaad. Londres y Marrakech. Yo estuve un fin de semana con ellas en Londres, pero nada más. Nunca le pregunté, pero creo que Tatiana le pagaba los viajes y todos los caprichos a Alejandra. Tatiana no mezclaba sus amistades conmigo, por lo que conozco poco a Alejandra. ¡Oye Blanca! ¡Quiero verte!-
-Mira Miguel, esta semana tengo el hotel lleno. Tenemos un congreso. Pero si quieres la semana que viene nos vemos. Yo también quiero verte. – No había pensado mucho en él, pero la verdad me apetecía volver a verlo. Nos despedimos quedando que ya nos llamaríamos y seguí con mi trabajo en el hotel.
Los huéspedes de ese fin de semana empezaron a llegar después de comer. Eran todos ejecutivos y ejecutivas jóvenes, que su empresa les hacia una serie de juegos y gymkhanas para fomentar el trabajo en equipo (team work) y una reunión de ventas. Bajé a la cocina a ayudar a Manuela y a Laura a preparar la cena del viernes. El sábado y el domingo, comerían y cenarían en otro hotel de la zona, por lo que quería esmerarme en esa única cena para mis huéspedes.
Cuando entré en las posesiones de Manuela, ésta estaba desvainando guisantes. Los guisantes los hago traer del Maresme y los sofreímos con cebolla, jamón serrano, butifarra blanca y un chorrito de vino blanco y la verdad que no tienen nada que envidiar el restaurante Hispania.
-Manuela, ¿Qué se sabe de Diego? ¿Ya se ha despertado?-
-Pues no lo he visto. Por aquí no ha venido. Me dijo ayer que le habías dado la mañana libre. Claro que ya son más de las cuatro de la tarde. Esta mañana, cuando me he levantado sobre la seis, he oído un coche, debía ser él, que venía de la discoteca.-
-Bueno, cuando le veas dile que estaré en mi despacho, que venga a verme.- Me dirigí allí y estuve repasando un caso que me había llevado hacia tiempo de la agencia de detectives. Ese me había interesado especialmente, ya que había sido un caso de envenenamiento de una madre por su hija, para cobrar una herencia. Cuando hice las fotocopias del caso, me equivoqué e hice una de más y sin querer me la llevé a casa. Como el informe hablaba extensamente de los venenos, me picó la curiosidad por la semejanza del caso.
Diego apareció a eso de las cinco de la tarde. Tenía la cara abotargada de tanto dormir, pero venía alegre y excitado.
-Blanca, tengo noticias.
-¡Pues suéltalas!- Le contesté aún más impaciente que él.
-Ayer estuve en la disco. Como te había comentado, ese tío que vino con la maleta de Alejandra, es el portero. No se acordó de mí. Pagué la entrada y tomé varias copas. El camarero de la barra se hizo colega mío y me estuvo contando que el portero se llama Manuel García. Que es nuevo de esta temporada. Trabaja solo de jueves a sábado. No se relaciona con nadie de aquí. Para el camarero que el tío pasa droga, pero no está seguro. Antes había trabajado en una discoteca de Lérida.-
-Oye, Diego, creo recordar que el inspector Pons me dijo que Fernando Blanchar era dueño o trabajaba en una boite de Lérida. ¡Vaya casualidad! ¡A ver si tienen algo que ver! Mira, esta noche te vuelves a la discoteca. Intenta averiguar como se llama la de Lérida y si puedes saber algo más del tal Manuel García. Pero Diego, procura no llegar tan tarde, que mañana tenemos  completo para el desayuno.-
-Blanca, ¡Que la marcha empieza a partir de las 3 de la mañana! Antes está muerto. No hay ambiente.-
-¡Oye guapo!, que te envío a hablar con el camarero, no a salir de marcha. ¿Te queda dinero de ayer?-
-Si, no te preocupes, que me diste 200 euros. Aún tengo para la entrada y un par de copas más. Y mañana, tranquila, que estaré a la hora del desayuno.-
Y con esa confianza que tiene la juventud en si misma, se marchó a ayudar a Manuela y Laura para la cena. Yo me quedé cavilando. Me jugaba lo que fuera a que el tal García había trabajado en la discoteca de Blanchar. Efectivamente, a la mañana siguiente, Diego con la cara arrebolada de satisfacción, me confirmó mis sospechas.
-Blanca, hemos dado en el clavo. Manuel García ha trabajado como portero durante dos años en la discoteca de Lérida. Se llama Xaraida y el tal Blanchar es el Relaciones Públicas. García se despidió hace un mes para venir aquí a Palafrugell.-
-¿Cómo lo has averiguado?-
-Fácil- me contestó con cara de  autosuficiencia. - Me enrollé en la puerta un rato con Manuel. Como fui a primera hora, no tenía mucho trabajo, así que nos pusimos a charlar. Le mentí, le dije que yo había vivido una temporada en Lérida y que me gustaba salir. El me dijo donde había trabajado y me contó lo del Xaraida. También le pregunté si sabia donde podía ligar algo de droga y me contestó que él podía conseguirme la que quisiera. Me lo saqué de encima con respecto a comprarle droga, diciéndole que  como yo no llevaba suficiente dinero, ya le compraría el próximo fin de semana.-
-Y ¿Cómo supiste que Blanchar trabaja en ese mismo sitio?-
-Bueno, eso se lo tuve que preguntar. Le dije que me sonaba haber visto por Lérida a un cliente del hotel y es cuando me confirmó que Fernando Blanchar es el Relaciones Públicas del Xaraida.
-¿Y no van a sospechar de tantas preguntas?-
-No creo,- me contestó completamente convencido.
Diego se quedó tan tranquilo, pero yo no. Si Manuel García le comentaba a Fernando Blanchar que había alguien haciendo preguntas, no le iba a gustar. Pero ¿Dónde me llevaban mis pesquisas? ¿Qué tenían que ver esos dos con la muerte de Tatiana.? Ellos no se beneficiaban para nada de sus millones. Quizá tenía que enfocar mis averiguaciones hacia Alejandra, pero pobre chica, ¿Qué motivo podría tener ella? Tampoco era beneficiaria de la fortuna de Tatiana. Solo Miguel como marido era el único que iba a heredar. Pero el tenía coartada. Además ¿Cómo podíamos nosotros dos, una simple hotelera y un simple conserje y chico para todo, hacer de detectives y averiguar quien, porque y como habían puesto el veneno?











No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails